Me gustaría a alguien arrullar,
sentarme junto a alguien y estar.
Me gustarí a mecerte y cantarte,
contigo en los sueños salir y entrar.
Querría ser el único en la casa
que supiera que fue frí a la noche.
Y querría escuchar adentro y afuera,
auscultarte a ti, el mundo y el bosque.
Los relojes se llaman con sus dobles,
y se le ve entonces el fondo al tiempo.
Y abajo pasa aún un hombre raro
e importuna a un perro también estraño.
Detrás se hace el silencio.
En ti he puesto los ojos abiertos de par en par;
te sostienen suavemente y te sueltan
cuando algo se mueve en la oscuridad.
[Rairer Maria Rilke]
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