Día de muertos.
Aquí sigo, no he muerto ni he abandonado sólo que no pude estar por cuestiones ajenas a mí (bueno un poco ajenas).
Ya sé que es un poco tarde para poner un artículo de esto pero aun así vale la pena para que no se pierdan estas costumbres tan maravillosas de nuestro país.
Desde que el hombre apareció sobre la Tierra, su amor a la vida lo ha llevado a luchar contra la muerte, sin embargo, ante lo inevitable, mantiene una esperanza y se conserva fiel a su creencia sobre la vida eterna, aquella que principia con la muerte. Los pobladores del antiguo Egipto fueron quienes llevaron a su esplendor el culto a los muertos, creando una forma religiosa entre la vida terrenal y la del más allá, creían que las almas sobrevivían eternamente al cuerpo, intentaban retener el espíritu cerca de sí mismos, por ello, en las tumbas de los faraones, guerreros y otros , depositaban todo cuanto pudiera ser agradable al espíritu. En la actualidad, la gente visita los panteones donde se encuentran sus seres queridos que han fallecido, llevando consigo flores como la flor de cempasúchil. Asimismo, se acostumbra a montar en casa un altar el cual se adorna con papel picado, alusivo a esta celebración, se coloca sobre éste altar la foto del familiar fallecido (aveces), flores, velas, incienso, alimentos que le gustaban al fallecido y dulces típicos como las calaveritas de azúcar y el chocolate. Así la fiesta ha permanecido desde los tiempos antiguos hasta nuestros días adoptando algunos nuevos elementos y formas de expresión.
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